martes, 28 de julio de 2009

El profesorado que queremos

Recensión:
Saturnino De la Torre

En este capítulo Saturnino De la Torre expone diferentes ideas sobre el tipo de docente o profesional de la enseñanza que esté en consonancia con el modelo formativo que atienda a la persona en su totalidad, como un ser integral, plantea tres modelos o perfiles de docentes con los consiguientes enfoques sobre la enseñanza:
a.- técnico, deriva de un enfoque empírico-positivista. El técnico es el docente mediador de lo que dice el manual, tiene poco margen para la toma de decisiones. En varios colegios privados se prefiere a ese tipo de docentes y especialmente en Informática, no importando si se generan conocimientos o se repite lo dado por el docente. Estimo que este rol generalmente lo cumplimos en nuestra primera etapa de trabajo; pero tenemos que tener en cuenta que hay temas que pueden requerir el rol como técnico en cualquier momento.
b.-interpretativo es el profesor que nunca reproduce una clase en otra, acá la demanda depende de lo que ocurre en la clase, el docente orienta, guía pero esto tiene el inconveniente que la clase se nos puede “ir de las manos” ya que se desarrolla en base a lo que el grupo determina. Este enfoque lo he aplicado después de varios años de trabajo en la docencia, con temas en los que me siento muy segura, frecuentemente en la última parte del año lectivo, cuando conozco a los alumnos y tengo el programa desarrollado en su mayor parte
c.- sociocrítico (emancipador) busca formar actitudes críticas; esto es muy viable en estos últimos años donde estamos trabajando con competencias (unión del saber con el saber hacer). Este rol lo cumplimos comúnmente en nuestra clase de Informática, por ej. pedimos a nuestros alumnos que resalten el título con otros formatos o que redacten una carta en el programa que consideran más favorable. Esto supone el conocer las herramientas y decidir cuál es la más adecuada para lo pedido (vemos la capacidad de respuesta; las competencias relacionadas con formato y con conocimiento de programas). Este modelo de docente, adopta una postura alerta y observadora de deficiencias, fallos y errores de cuanta información recibe.
Pienso que mi rol fue variando desde una etapa donde era muy expositiva, donde no dejaba nada al azar al correspondiente a un docente orientador y conductor de los procesos de enseñanza y de aprendizaje (influyeron evidentemente las nuevas teorías y la seguridad en la actividad docente) Las consignas las he ido cambiando con el transcurso de los años, antes eran más conductistas, ahora aplico consignas más abiertas pero conductoras del aprendizaje
Saturnino de la Torre sostiene que ninguno de estos tres modelos lo satisface por sí sólo. Sostiene que el docente del siglo XXI desde una óptica integradora, constructivista y relacional, es ante todo formador innovador y creativo que facilita el desarrollo de todas las potencialidades humanas. El docente sería entonces el asesor, el facilitador del aprendizaje o sea el creador de ambientes de aprendizaje, climas, situaciones, contextos y entornos estimulantes que lleve a la implicación del alumno, en el autoaprendizaje. Yo diría que además de facilitador del aprendizaje sería su conductor, de tal manera que los alumnos puedan actuar con autonomía pero conducidos por pautas precisas que dirijan el aprendizaje (se supone que somos los que estamos formados para ello). El docente, entonces, actuaría como gerente de la información, de recursos, espacios y tiempos motivando en el momento necesario.
La enseñanza actualmente no se concibe como el oficio de instruir o dar cultura a quien carece de ella (todos los alumnos poseen su bagaje cultural, en general, diferente al del docente). Pienso que en lugar de instruir se pretende formar, generar aprendizajes relevantes en los alumnos. Enseñar no supone cumplir mecánicamente con determinadas funciones.
El docente que formamos en los centros de Formación Docente debe aproximarse lo más posible al docente que queremos pero sucede frecuentemente que nosotros los formadores, muchas veces, no tenemos claro cuál es el docente que queremos o lo preparamos en base a cómo nos formaron pero deberíamos preparar a un docente para un futuro completamente diferente, con discentes sometidos a otras problemáticas, que nacieron en el mundo del cambio y de recursos multimedios e interactivos. El docente ya no puede ser el simple trasmisor de información ya que el alumno puede acceder a gran cantidad y variedad de información que se actualiza continuamente; tendrá que realizar otras actividades y tendría que detentar las siguientes cualidades:
1.-Con respecto a sí mismo
* Deberá tener una imagen positiva de sí mismo, esto infunde satisfacción y moderación en los alumnos. El desequilibrio, el arrebato, la falta de armonía siempre perjudican en la formación de los educandos.
* Actuar haciendo valoraciones positivas de tal manera que vean las oportunidades antes que los fracasos, los aciertos antes que los errores y en caso de ver los errores, ver como estos ayudan en el aprendizaje; de este modo el aprendiz se verá reconocido y motivado; se actuará en forma crítica pero constructiva esto propiciará en el alumno una actitud similar
* Proponerse la superación y la formación continua; la autoformación es imprescindible en este mundo que cambia aceleradamente y donde la mente humana no puede dominar toda la información existente.
* Creer y favorecer la creatividad personal. Esto contribuye a mantener y favorecer el interés por el aprendizaje
* Actitud para aprender del medio y de los errores
Recordemos que todo nuestro accionar actúa de modelo para los alumnos. Lo mencionado en los ítemes anteriores contribuye a formar una actitud favorable hacia el aprendizaje.
2.-En relación con el proceso formativo:
a.- Promover una visión coherente y clara del tipo de persona que formará. Con palabras del autor “Formar profesionales de la enseñanza innovadores y creativos, capaces de transformar a sus alumnos en ciudadanos autónomos,, autorrealizados, creativos, socialmente integrados y felices”
b.- Poseer conciencia de una serie de principios que actúen como referentes teóricos de la actuación docente o sea pensar en la formación en base a:
* La integración conceptual y curricular. Actualmente, la mayor parte de los docentes integramos saberes a través de proyectos globalizadores, nos integramos e integramos a nuestros alumnos en grupos y/o equipos; compartimos e integramos estrategias y evaluaciones en propuestas plurivalentes, adaptativas y contextualizadas.
* La colaboración y el trabajo conjunto. Muchas veces no existe colaboración real ya que en palabras de Saturnino de la Torre “cada docente tiene su estado en su aula” , empleando términos nuestros yo diría que defienden su propia “chacra”, no son sinceros y actúan en beneficio personal. La realidad demuestra que generalmente los alumnos actúan más fácilmente en equipos y somos los docentes a los que nos cuesta integrarnos para beneficio de todos.
* Interacción - S. de la Torre hace hincapié en que lo que tenemos, somos y aspiramos desarrollar es producto de la interacción.
* La búsqueda de la calidad, no es simplemente hacer las cosas sino hacerlas bien, muchas veces al comienzo de nuestra actividad docente actuamos en beneficio de la cantidad en lugar de la calidad (presionados por autoridades) pero luego sintiéndonos más seguros de nuestra preparación y basados en la experiencia, quizás, propiciamos la calidad.
* El cambio como organizador conceptual de la realidad. La educación es dinámica, las cosas son en cuanto a que establecemos relaciones significativas entre ellas y esas relaciones se modifican constantemente. El diálogo, la comunicación, la interacción producen cambios en mayor o menor escala en las personas.
* En la formación docente el cambio debiera ser una actitud, un lenguaje, una nueva herramienta conceptual, esta formación debiera darse como cambio de significados y no como asimilación de contenidos; actualmente hay muchos docentes que siguen priorizando lo mencionado en último lugar y hacen las evaluaciones en base a ello, sin tener en cuenta o desconociendo que formar es desarrollar la conciencia personal y social.
c.- Visión curricular de la formación ya que ella proporciona una visión coherente, dinámica y secuenciada de nuestro accionar docente
* El docente debe actuar con criterios curriculares flexibles, que se basen en el desarrollo de competencias, con innovaciones que permitan la actualización curricular que se vaya adaptando a la cambiante realidad para que no se produzca un desfasaje y conlleve a la formación del alumno para el mundo en el que vive y en el que le tocará vivir.
* Incorporar la innovación como forma de actualización curricular. La innovación debe formar parte de de los conceptos y creencias del profesorado que quiere progresar, que asume su labor con profesionalidad, que está en consonancia con el tiempo. Son fundamentales, entre las múltiples innovaciones curriculares, las estrategias docentes; allí confluye el cambio de rol del docente.
* Importancia del contexto y del clima como situaciones determinantes del aprendizaje
* Las funciones del profesorado cuando existe un planteamiento curricular integrador, sobrepasan la actuación en el aula ya que implican, entre otras, análisis de intereses, planificaciones (metas, estrategias, actividades, etc.), crear situaciones de aprendizaje relevante, desarrollar el pensamiento creativo y el espíritu crítico a través del aprendizaje compartido.
3.- En relación a los compañeros y a la institución
El profesorado que queremos formar tendría que:
* Tener espíritu de colaboración y de trabajo en equipo
* Compartir conocimientos y experiencias innovadoras que permitan el enriquecimiento mutuo
* Constituir una comunidad de investigación
* Contribuir a la formación de una cultura de centro. Considerar al centro educativo como un espacio que es propio en forma compartida.
* Cuidar las buenas relaciones, recordemos que en el centro educativo son fundamentales estas relaciones.
4.- En relación a la comunidad educativa y a los valores sociales
S. de la Torre manifiesta que:
“El profesorado actual no es un asalariado del estado o de la empresa, sino un profesional comprometido con los valores sociales de su país y comunidad” Yo pienso que debería ser así y no lo es, actualmente, en gran parte de los docentes que hacen la carrera para tener un acceso laboral rápido y quizás más seguro de poder permanecer en él.
Relacionado con lo anterior y para concluir transcribo lo expuesto por el autor de este capitulo ya que me parece (después de diez años de trabajo en Formación Docente) realmente significativo para la formación de docentes en nuestro país:
“El profesorado que formamos actualmente debiera tener como referente al profesional que queremos para la cambiante sociedad del s. XXI”

Capítulo VI –El profesorado que queremos-de “Estrategias didácticas innovadoras. Recursos para la formación y el cambio” - De la Torre, Saturnino y Barrios, O. -2000-Ed. Octaedro. Barcelona

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